Tengo tantas experiencias buenas del poder curativo de las plantas que las considero sagradas, más allá de sus propiedades bioquímicas porque son una fuente ilimitada de posibilidades de cambios positivos en nuestro organismo. Me impresionan porque con un trato amoroso, atención cuidadosa, constancia y preparación consciente desprenden todo su esplendor de sanación. Cuando sabemos apreciarlas con devoción, nos recompensan con una salud duradera y profunda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario